lunes, 13 de enero de 2014

UN PROBLEMA LLAMADO DESEO

Las 5 a.m. y yo sigo sin sueño,
dos noches seguidas, y no duermo,
pensando, sin querer,
que quiero pensar queriendo.
Sabiendo, sin saber,
que contigo tengo un problema llamado deseo.

No es un problema cualquiera,
es una vieja y mortífera hidra
repetida en las cabezas de tu todo
y en las patas de mis restos.
Una hidra que a gritos nos devora.

Y vuelvo a abrir el bloc de notas
y te escribo por cuarta madrugada,
consecutiva.
-eso si, gracias a ti recuperé la poesía-
Te escribo a renglón cortado y letra de médico.
Como cuando lo hacía bien y llenaba la Moleskine

El pijama a rayas de otros besos
no vale para quitarme el frío de dentro.
A falta de ponernos a buscar soluciones
preferimos, idiotas, no sabernos.

Lleno página y tres cuartos
sin fecha incluida, ni nombre en el remite
esto no se envía a tu cuerpo.
Prefiero llevar en secreto, lo que quieren mis dientes.
Prefiero cargar solo con el hambre de joderte.

De escribirte un domingo pase, musa fatal,
a escribirte demasiado, desnudo,
como el ibuprofeno del desazón
escribo para acallar el fuego.

Sabiendo, sin saber, lo que tenemos,
queriendo, sin querer, querer saberlo,
hemos puesto delante el espejo de los gestos,
para acabar por alargar la red de energía
de aquel problema llamado deseo.

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