miércoles, 6 de noviembre de 2013

ALGUNA VEZ SI ME PONGO A ESCUCHAR

No muy a menudo, como lo de comer fruta,
no demasiadas veces me da por hacerlo de verdad,
lo admito, para mi es como un dulce relleno de crema.
Como un polvo de aquí te pillo aquí te mato,
que si te da por hacerlo siempre pierde la gracia.
Pero alguna vez me pongo a escuchar y lo gozo.

Quizá sea por mi penosa vida sexual, pero disfruto con eso de escuchar,
de escuchar como a las chicas que no dicen te quiero les tiembla la voz,
Oír el gemido de aquella chica nerviosa de la fila 43, 
que no sabe si llorar o mandar todo a la mierda.
Me encanta escuchar como una chica me da calabazas mientras bailamos
disfruto de escuchar como el portugués es un idioma precioso
mas si lo mezclamos con una sonrisa y unos ojos de película americana.
Me encanta escuchar como mi amigo me cuenta un secreto con una sonrisa
y me dice entre risas no sabría de nadie mejor a quien contárselo.

Hay gente que tiene miedo a escuchar.
Bueno, últimamente la gente tiene miedo de todo lo que merece la pena,
y digo gente porque la persona no rima con el miedo, 
ni aquí ni en el mundo real.
Mucha gente prefiere no saber como suena un beso en los labios,
o un pestañeo a 0,268 centímetros de tu pestañeo,
prefieren no saber como suena la democracia en voz del pueblo.
Hay gente que prefiere pensar que el mundo no suena a nada,
o que suena solo a ruido de ese que solo hace daño si quieres.

En esta vida hay tanto que escuchar,
como por ejemplo el primer llanto de un bebe al aparecer en el mundo,
el último chillido de su madre al dejar a ese niño a merced del mundo.
El grito al oído de una preciosa mujer de ojos negros, 
que liga contigo en una discoteca
la música de fondo que queda cuando te dice esa mujer de pelo negro 
que bailes con ella.
El gol cantado por un país que esta medio muerto 
y se aferra a los sueños.
La protesta carnal y argumentada de una juventud que quiere un futuro.
La voz de unos padres cuando descubren anonadados eso del skype
y se convierte en una aventura más que afrontar cuando te vas lejos.

La vida está llena de esos sonidos que nos marcan las historias,
como la primera vez que ves una peli de Disney 
y te quedas con su banda sonora,
o la trigesimosexta vez que ves el Señor de los Anillos 
y tarareas la música en bajito,
para no molestar a la persona con quien la ves, 
para no estropearla la primera vez.
Como ese primer día que escuchas a una de estas nuevas poetisas, 
y te enamoras de ella, 
cuando decides lanzarte a eso de recitar y a alguien le gusta.

Lo de escuchar es algo tan especial, 
necesitas más de la mitad de tu mente para hacerlo.
Es algo que puede hacer cambiar el mundo si se quiere
un pensamiento si se hace con ganas
y puede hacer cambiar a una persona si se convence.

Si nos ponemos a escucharnos mujer de sonrisa perenne
da igual lo lejos que estemos que nos querremos igual 
como si estuviéramos al lado
que tanto tu como yo sabemos de sobra 
y más cuando nos miramos
que no habríamos sido capaz de enamorarnos 
si nos hubiera dado por escucharnos.






No hay comentarios:

Publicar un comentario