lunes, 20 de octubre de 2014

VOLVEREMOS

Volveremos a vernos, quizá más viejos,
o a lo mejor nos veamos disfrazados.
Nos saludaremos con vergüenza, palpitando,
porque no hay reencuentro que no sea nuevo.

Volveremos a encontrarnos, quizá sin quererlo,
y me reconocerás, como siempre lo has hecho,
tienes un octavo sentido para eso.
Me observarás y estarás preciosa, sin poder remediarlo,
mientras dejo una mirada muerta rendida a ti
y a tu forma de subir cada peldaño de las escaleras del metro.

Me volverás a robar un beso con el guante de tus labios
porque seguiré sin saber dártelos, aunque siga fingiendo.
Tengo muy claro que tarde o temprano lo harás
porque ya nos hemos cansado de los pasados.

Volveremos, y eso es lo más importante,
porque como volverás, no te echaré de menos,
ni a ti ni a todo lo que conlleva eso,
ni a la poesía que inspiras cuando paseas.

Y volveremos a decirnos adiós de nuevo,
y hasta con eso estaré contento, satisfecho,
siempre me ha encantado dejarte libre,
mientras aguanto a palmos el tacto de tu olor
y decido que quiero volver a pensar en volveremos.

lunes, 9 de junio de 2014

NO TENGAS MIEDO A LOS FINALES

Que la vida es una putada lo sabe hasta el apuntador,
que nuestro papel se acaba cuando baja el telón, eso es relativo.
Una cosa es que nosotros no podamos decidir el colofón
y otra es que no podamos seguir cantando en otro escenario.
No tengas miedo a los finales, corazón, que son solo eso, finales.

No, no lo hagas, no se lo permitas a nadie,
no aceptes que alguien te obligue a acabar algo.
En este mundo de la libertad encadenada,
tenemos que luchar por nuestra dignidad hasta en los finales.
Tenemos el derecho, y el deber, de decidir cuando y como pasamos página.

Donde se mueren los castillos de arena,
donde dejaron de vivir hace tiempo los moderados,
ahí nos quedaremos bailando, hasta que el sol nos obligue a claudicar.
Pero que no nos digan que no hemos querido destrozar el calzado
que no haya dios que nos pueda echar en cara que no nos hemos comido el alma.

Se que pensarás que en que maldito momento te pusiste a soñar,
que que bruja idiota te vendió este paraíso sin mencionar el final,
quizá ahora no haya forma de que dejes de llorar.
Pero en unos días lo entenderás, verás que hemos combatido el tiempo
estarás orgullosa de esta dura batalla, y notarás que has ganado.
Porque habrás olvidado palabras como distancia o adiós,
heridas de perdedores.
El miedo a la soledad,, a las cosas difíciles, es solo un fantasma,
para quien siempre ha tenido miedo a volar.

Y, entre tanto, yo te seguiré mirando desde cerca, como siempre he hecho,
te seguiré ojeando, tramo a tramo, como cada mañana en tu cama.
Aunque ahora lo haré a unos pasos, pensando, con los ojos cerrados.
-joder que privilegio poder soñar con algo que he tenido con los ojos abiertos.-
Sonreiré mientras te duermo, ahí está la prueba de si has querido algo,
que cuando no está lo sigues soñando.

Permíteme señorita que crea más en los sueños que en las pesadillas,
que crea que vale más un corazón que 30 litros de gasolina.
Déjame que, a pesar de todo, piense que vales la pena,
que vale la pena dedicarte 600 kilómetros más que al resto.
Acepta que te regale unas rosas con más carreteras que paseos.
Date la oportunidad de creer que esto solo es un momento
permiteté no tener miedo a los finales.

lunes, 19 de mayo de 2014

NO TE PREOCUPES POESÍA

Se que llevó unos días algo distante
te dejo, de lado, como si te hubiese olvidado.
En este frenético momento en el que vivo,
cuando nadie es capaz de besar lo besado,
la gente se ha dado cuenta que el tiempo se ha largado.
Pero tranquila, señorita, de ti nunca me canso.

No tienes por qué preocuparte, se que no te toco tanto,
pero sabes de sobra lo que me pasa y en el fondo me entiendes,
hace tanto que tu y yo nos conocemos.
Sabes que es un periodo algo raro, extraño,
tu te has puesto preciosa, porque claro, estas de moda,
y yo, digamos, estoy cambiando, para mejor, espero.
Cuanto tiempo nos habremos amado soñando con esto.

Ahora entonces, me tienes aquí, como siempre,
para volver a sentirte, si te apetece,
para dedicarte como antaño las esquinas de los barrios
estoy contigo, a tu lado, porque quiero que estés conmigo.
No te voy a dejar, ahora que estas brillante,
más joven que nunca, estás impresionante vagando por los bares,
haciendo sonreír a todas esas diosas a las que escribíamos.
Quién nos iba a decir que ibas a acabar así, siendo famosa.

Como te decía, ahora te necesito más que nunca
pero te necesito diferente, por eso tardo en tocarte tanto.
Antes necesitaba una poesía muy distinta a la de ahora,
ya me conoces, ahora hablamos de otra cosa.
Solo espero que pueda contar contigo para esto
que no me dejes por celos, o por poca atención,
o porque pienses que te he dejado de querer,
ni lo sueñes,
incluso te estoy buscando amantes.

Desde hace tanto nos conocemos, que eres mi todo,
eso que necesito a diario aunque no lo exprese,
eso que parece que olvido al tenerlo tanto,
eso que amo por el mero hecho de amar amarlo.

Yo seguiré estando igual de poeta que siempre
intentando siempre mejorarlo.
Así que preciosidad, vestida de versos y estrofas,
no te preocupes, poesía.

lunes, 28 de abril de 2014

TENER CAFÉ PARA INVITARTE A UN POCO DE TIEMPO

Si pudiera lo haría, puedes tenerlo claro,
si tuviera un poco, unas raciones, 
una nevera llena de tiempo,
te lo dedicaría a ti, sin dudarlo.
Sacaríamos un poco de café del malo, si hace falta,
y gozaríamos del tiempo a segundos largos.

La vida nos hace mortales desde la linea de salida,
una carrera con minutado de sentencia en cada vuelta, 
para que lo tengas en cuenta en la siguiente,
siempre se puede mejorar a cada curva.
Si te das cuenta el tiempo es la metáfora vital
es poder contar lo más valioso que se nos da al nacer,
contar los momentos vitales que nos quedan por delante.

Seguiríamos, entonces, con el café aguado,
mientras dices, siempre tan educada,
que el café esta delicioso pero que prefieres un té,
yo vuelvo a la nevera y busco si me quedan más minutos
de esos cortados finitos, que no se notan al paladear
pero se disfrutan en el estomago.

Qué sería de nosotros si alguien no hubiese descubierto el tiempo,
no podríamos contarnos a la hora de querernos 
ni a la de odiarnos,
ni podríamos analizar cada segundo que hemos pasado disfrutando
o sufriendo sin parar. 
No podríamos ponerlo todo en la balanza de los años.
Quién nos iba a decir que el tiempo nos perseguiría sin descanso.

Cuando el café y el té se terminaran, intentaríamos seguir charlando,
entre risas, y alguna caricia, querríamos sacar la vida a debate
y, mientras nos miramos, tener el amor suficiente 
para superar lo de separarnos.
Continuar sin mirar un reloj que nos obliga más que los labios.

Si uno echa la vista atrás, después de tantos momentos pasados,
se da cuenta que lo que echa a la memoria es tiempo, 
remolques de tiempo,
que uno va rociando por los recuerdos, para mantenerse cuerdo
para que no se caiga el edificio tan frágil de los recuerdos.

Pero ya sin café ni té en la mesa, mientras nos abrimos de labios
tendríamos que dejarlo, nos quedaríamos sin tiempo en el plato.
Tu tendrás un trabajo genial al que volver, 
yo me conformaré con seguir escribiendo.
Y así nos despediremos, felices, sabiendo de la importancia del gesto,
sabiendo que hay alguien en el mundo
que ha invertido su manjar más valioso en un bonito café contigo. 

Tras pasar tantos años conviviendo con el tiempo
uno va aprendiendo, de este amigo traidor y cruel,
que no es el destino del hombre luchar con él hasta la muerte
sino intentar cada día montarlo, entender como cabalgarlo.
Y así poder ver que no importa el tiempo que se gaste
sino cómo y con quién lo estás gastando.

martes, 8 de abril de 2014

LO JODIDO ES QUE TODO VA GENIAL

Hay un momento en el que lo haces voluntariamente,
te das cuenta que las barreras te las pones queriendo,
que conviertes un no, en un gesto de libertad, de fuerza,
un momento en el que te paras y ves que sonríes sin querer
y ves que, en esta vorágine en la que el mundo te ahoga,
lo jodido es que todo va genial.

Te conviertes en el protector de un instante
rodeado por espinas de futuro y de pasado
te haces el valiente poniéndote frenos
en las gomas de un pijama.
Te da por ser el comandante de un buque pirata
sin naciones amigas, sin lugar para el descanso.

Aprendes a ser aquel maldito trovador que canta a un solo adiós
y te empiezas a deshacer, sin darte cuenta, de la coraza
esa con la que te protegiste de los dolores que ahora desaparecen.
Te forjas un ser con pasado de esos que no se recuerdan,
porque tienes futuro de sobra , piensas, para no vivir el presente.

Encuentras esa palabra perdida de la nostalgia,
esa que la gente se decía cuando no echaba de menos.
Olvidas el arrepentirte por un cálculo básico,
todo lo mal que lo hice, sumado a lo bueno, igual a genial.
Como si ya no variara la formula, como si no hubiese más papel
para dejarte claro que ese igual te puede dejar en cero.

Dejas ese mundo que siempre fue tu hogar incomodo
para posarte en uno de letreros con sentimientos
en el que la poesía ya no sangra más que los pucheros.
Te metes en aquel hogar en el que ya no se habla de los errantes.

Y pones toda la carne en un asador de muebles calientes
donde ya no se pasa frío ni se habla de como se hielan las noches
te duermes en unos laureles que siempre te quieren,
donde pierdes el miedo a decir que hoy se ha acabado,
donde te olvidas que lo genial es lo jodido.

Te extravías parando en la mente del cansado fugitivo
que gana con los poemas, de Neruda, de Salinas.
Te olvidas de que debes protegerte, como solías hacer,
de una cosa llamada finales,
que siempre se olvida en los principios.

miércoles, 26 de marzo de 2014

ESTA BELLA HIPOCRESÍA

Hoy el telediario no cierra, hoy hay exequias.
Un hombre al que todos habían matado, acaba de morir
y sus verdugos hacen que lloran con traje y corbata negra.
Hoy es una fiesta nacional, en esta bella hipocresía.

Hay una cola de pueblo que cubre 5 kilómetros y medio,
para entrar en aquel lugar donde está prohibido hacerlo
desde que unos cuantos asesinos decidieron que un papel 
les daba derecho a quedarse ahí solo por haberse inventado todo.
Hay una cola para despedir a ese hombre que luchó
por la gente que está fuera, mientras los de dentro, 
lo asesinaban por la espalda, en el lugar donde le rinden homenaje.

Tres calles más abajo hay adoquines arrancados de una noche
en la que la dignidad se palpó en mil pasos, 
una noche en la que unos perros vestidos de negro grisáceo caían
por hacer demasiado caso al amo de sus correas.
Una noche que empezaba con un coro de libertad 
apaleado por no querer aceptar que aquel hombre que agonizaba
se había equivocado, al decir que la democracia era de todos.

En las afueras de esa ciudad que nunca duerme,
por mucho que intenten dejarla en coma permanente,
un grupo de vecinos son tratados como terroristas,
por defender que una casa es algo más que un bien material,
por interponerse entre el hogar de un hombre y las fuerzas del capital.

Mientras todo esto ocurre, en el edificio acicalado para ser cementerio
las fuerzas muertas de un país que adolece de funerales 
esperan a que cada uno de sus contribuyentes pasen por delante
para terminar de meter la última puñalada final al muerto,
en escenificación de un "Requiem por un presidente español". 
Con lagrimas de cocodrilo esperan como cerdos 
al puchero de millones que de él se rifarán.
Por qué no empezar por 1 millón en caliente
para poner, al puerto por el que se exilian las mentes del futuro,
el nombre del difunto que se dejó su cabeza 
para que los buenos cerebros se pudieran quedar 
en un país sin frente.

Y lo peor es que la ciudad aun sigue contaminando, 
esperando el ahogamiento de una nación que se muere de amor
partiendo a gritos las raíces de un árbol que nunca dejaron crecer.
Lo peor es que aquel al que lloran los enemigos en un templo secuestrado
hubiera muerto de necesidad al ver que el pueblo es asesinado de avaricia.
Nadie hubiera imaginado que la hipocresía pudiese ser tan bella.


lunes, 17 de marzo de 2014

HAY MIL FORMAS DE SEGUIR VOLANDO

Que te parece si, entre estas nubes,
las que nos cubren cuando decidimos perdernos.
Que te parece si hacemos un trato,
pintado con maletas de mano, ojeras y poco sueño.

Aquí, a diez mil pies de alto, en el pájaro metálico,
donde los sueños están por encima de los duelos ahogados.
Aquí podemos negociar una paz de altura
en aires sin tierra, patria ni bandera,
aires que no son da nadie.

Mi propuesta iría encaminada a seguir guerreando,
tanto, que podamos patearnos el mundo a saltos,
que de odiarnos nos sobren las noches de descanso
que nos de por amarnos en las fronteras
entre ejércitos de souvenirs y una vida en fotografías.

A cambio puedes pedirme lo que quieras,
incluso con los oídos taponados y los asientos estrechados.
Pídeme que te guíe con los planos del fin del mundo
que me deje hacer todo lo que el cielo jamas ha volado.

Vamos a abrir las escotillas del muro del vacío
encontrar lo que la humanidad creó para quedarse escondido,
vamos a regalarnos, con los labios, horas de jet lag.
Porque hay mil formas de seguir volando,
pintemos detalles en el horizonte difuminado