lunes, 11 de noviembre de 2013

ESTO NO ESTABA EN EL CONTRATO

Sabes que lo que me esta pidiendo el tiempo es una putada,
que tanto tu como yo sabemos que el karma nos debe una,
pero esto de escribirte por las noches antes de dormir, con la luz apagada,
esto no estaba cuando me dieron ese papel que asegura el futuro próximo.
no estaba ni en la letra pequeña del contrato para conocerte.

Y ahora derrepente me empiezo a plantear todo
empiezo a pensar en eso que ya se me había olvidado
y a no olvidar eso que tan poco había pensado.
Lo peor de todo es que tu no tienes la culpa.

Me pillas ya con los músculos de sentimientos oxidados,
más amarrados a los barrios malos que al calor de una piel fina,
tan cansados de pelear en baños sucios de discoteca de niñatos
que no saben actuar tomando un café en un Hard Rock.
Tienes que entender que los ojos color tierra ya no pasan sueltos
que ahora, con los tiempos que corren, las miradas van atadas a las manos

Por algo era tan escueto mi contrato, tan falto de seguridad,
piensa que de una cerveza en la barra de un antro
quieres que pase a llevarte los viernes en camisa por el lago
mientras te escribo en el escritorio de tu espalda cada domingo un soneto
de esos que acaban consonante para que el próximo sea más difícil.
Y esperas que pase de no temblar al tocar con una mano
a que escriba, a solas, un romance al tembleque de mis dientes al amarte.

Crees que nunca firmé otro parecido
que nací Quijote a lomos de mi caballo, con el corazón roto
y el sombrero deshilachado.
Equivocada estás creyendo que está poesía vino de cero
que aquí hay más dolores que amores
que uno no se hace duro sin tormentas que le curtan
que uno no se hace cabrón sin golpes de muchachas de pelo negro.
Ya me pincharon las ruedas muchas chicas por las que conté los kilómetros.

Y como siempre mi mente firmó por mi,
el otro día me sorprendí recopilando libros
poesía de Salinas, novelas de García Márquez,
libros de viajes largos, libros con misión de amor.
Canciones indie en el ipod, canciones para no mirar por la ventana,
música para no sentirme solo en el trayecto, para hacerlo corto.

Y ahora de repente empiezo a plantear como lo jodo todo,
que lo que escribo por ti se me escapa de las manos
y las manos se me escapan escribiendo por ti.
Lo peor de todo es que no es culpa mía.


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