lunes, 10 de marzo de 2014

ME DEJO LOS DEDOS AGOTADOS

No se si os pasa al resto,
pero a mi las pulsaciones que me marcan el teclado
son las del corazón, cuando amo lo que escribo.
Me he dado cuenta que cuando te tecleo
lo hago tan rápido que me dejo los dedos agotados.

Es raro que me cueste tanto dibujarte,
eso quiere decir algo, pon tu el adjetivo.
Ahora, tras tres meses de quererte en mi paraguas
he decidido que prefiero que te lo quedes
que ya no tengo miedo a eso de empaparme los huesos.

He llegado a un punto de mi puñetera frase
que ando buscando por las esquinas una coma con curvas
porque a tachones se me ha acabado el renglón enamorarte.
He dado tanto espacio a esos paréntesis que los hice tuyos
y ahora no hay Dios, ni humano,
que encuentre y cierre esos corchetes.
Has optado por llevarte los finales y desnudarme los principios.

Puta existencia la de lo que parece que nunca muere
como si nos sobraran los tiempos para no bailar en las calles.
Me has corrido tantas tintas que no hay quien se aclare
no tengo pluma para escribirte limpio entre borrones

Y sigo golpeando los dedos corazones
pero no cuando te pienso en lo que eres,
se me quedó dentro lo que fuiste.
Maldito el día en que, entre sonrisas, quise que te quedarás.
Y tu, sin querer decirme que no,
no pudiste decirme si.

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