lunes, 30 de diciembre de 2013

DIARIO EN LA TIERRA DE LA MARCHA ATRÁS

Llevo en España no más de 11 días y 10 noches,
y ya me han quitado derechos fundamentales,
la dignidad al ser despedido,
y el único sustento del pobre, cuando sea viejo.
11 días y ya me siento en blanco y negro,
en este país que vive en el sueño de una tierra y la marcha atrás.

Tres meses desde que me marché de aquel país de la Transición,
y casi no me dejan volver a entrar.
Tienen miedo de que al salir, el tiempo no te atrase
y vuelvas al país de la mordaza administrativa sin miedo.
Les aterra que nos carguemos aquellos años 60,
esos momentos de "milagros" a los que quieren volver.

La suerte fue que me marché a otra tierra
resignada a la marcha atrás controlada.
Ellos no se quejan, el gobierno no reprime,
y los poderosos, ganan.

Marché con un dinero que me quitan por la espalda cada día,
a otra tierra que es el paraíso de estos gobernantes
que por no sufrir más ataques, venden el alma de su santa madre,
por un cañón de agua que mata y unas cuantas balas (de "goma").
Aplastar, quemar, ahogar, atisbos de dignidad, de libertad.

Desde el verano de 2013 solo me han dicho que mi profesión es ilegal
más ilegal que haber robado a cada uno de tus conciudadanos,
más que haber matado en una guerra por petroleo
y que beneficiar a asesinos de cuello blanco.
Más ilegal que usar, para limpiarse el culo, la Carta Magna.

Bienvenidos inversores mundiales a esta vieja España
gracias Mr. Marshall y tu contrato precario,
gracias por esclavizarnos a nuestro Dios Don Dinero.

No se preocupen los criminales que ya todos callamos
que somos tan idiotas de agarrarnos a un casino como salvador.
Que el pueblo apaleado ya no graba, que el hombre ya solo es esclavo,
y la mujer, encerrada, cuida la casa y tiene hijos patrocinados por la Iglesia,
sus radicalismos y el Banco Santander.

Los datos lo dicen, ya se sale de la crisis,
las calles lo notan, los españoles hacen que compran en Navidad.
Europa y el mundo agradecen a este país su sacrificio,
nos regalan bolis y cafeteras,
unos para firmar sentencias de esclavitud,
las otras, para no sufrir mucho mientras las cumplimos.
No se olvide el alcohol, que aquí a lo que se viene es a beber y a follar,
a ser posible, que sea barato y sin registros, un paraíso del vicio.

Mientras, a 30 de diciembre, los aeropuertos se llenan,
los jóvenes españoles vuelven a casa para creer celebrar,
y pagar impuestos, a un país que los echa de casa a limpiar letrinas.
Ellos que creían que tener dos máster sería suficiente para no ser humillado.
Ellos que ya no importan, porque desde que se fueron ya no votan.
Desde que se fueron, no engrosan la cola del paro, ni la del comedor social,
ya no son ni la última mierda que cagó Pilatos.

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